Al abrir sus ojos después de un prolongado letargo, una gran sensación de angustia se apodero de él, el frió y el grisáceo ambiente generaban el perfecto, pero nunca anhelado paisaje de desolación. Dos altos muros dibujaban un pasillo extenso, pasillo que parecía terminar en nada. Tardo varios minutos en recobrar bien el aliento y la conciencia. no recordaba nada, absolutamente nada.
Ya más claro de que esto era real, se puso de pie lentamente, sus piernas parecían no poder sostenerlo, temblaban, acusando la fatiga. Observo sus dos únicos puntos en donde podía avanzar y sin tanto pensar, comenzó a caminar.

miércoles, 13 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario