En ese momento no supo que hacer, aquel personaje había aparecido de la nada, estaba sentado ahí sin quitarle la vista de encima. Su rostro, era el de un hombre desquiciado por la soledad, y su aspecto corporal acusaba la falta de agua y comida.
Algo le llamo la atención en su cara, era extraño, su boca no existía, en su lugar solo tenia piel y algunas protuberancias. Ese hombre parecía haber sido castigado al silencio eterno.
Se acerco, El tenia un cartel a su lado. En el, unas palabras escritas, estas decían una extraña frase, “Yo soy el Ventrílocuo mudo, y llevo años encerrado en este Laberinto, ya que no puedo escuchar el eco de mis pasos dejados anteriormente”

domingo, 17 de agosto de 2008
sábado, 16 de agosto de 2008
2. De donde viene aquel sonido?
Sus esfuerzos se limitaban a intentar recordar y poder resolver la pregunta del por que se encontraba ahí, pero en su mente no tenia ninguna imagen que antecediera el momento de su despertar. Por más que intentaba traer recuerdos a su cabeza solo se generaban mas preguntas. “cuanto tiempo estuve dormido?”, “he despertado realmente, o sigo en una tediosa pesadilla?”, “estoy Vivo, o he abierto mis ojos para respirar los vientos de la muerte?”, es en ese instante en que se encuentra con un cambio en su andar, aquel largo pasillo terminaba con su monotonía. Había llegado a una esquina, que obligaba virar.
Unos pasos mas adelante se repetían las esquinas, unas daban la continuidad hacia la derecha, otras a la izquierda y algunas en ambas direcciones.
Esto alimento aun mas su confusión, aquel malogrado hombre no sabia si ahondarse en aquel laberinto o dar marcha atrás, y volver al lugar donde despertó.
Su desesperación era tal, que al mirar los muros intento treparlos. Pero estos eran tan lisos como el vidrio, que no daban posibilidad alguna de alejarse unos centímetros del suelo. Eso no impidió que intentara una y otra vez llegar a la cima, y así terminar con tal incomprendido encierro.
Ya al darse cuenta que solo estaba gastando energía y la retribución de sus actos era nula, sus ojos rompieron en llanto, un llanto de miedo, impotencia y soledad. En medio de aquel incontrolado suceso, sus oídos escucharon un ruido. Fue el primer sonido que sintió desde que sus ojos se habían abierto a tan lúgubre realidad. Era como si alguien arrastrara algo sobre un suelo de piedrecillas.
No dudo en buscar el origen del sonido. Miro para todos los lados y se acerco a la esquina mas próxima, antes de llegar a ella, desacelero el paso y con movimientos muy cautelosos, asomo la cabeza primero que el cuerpo. Antes que su visión fuese total. Una fuerte ráfaga de viento empolvado hizo que por instinto cerrara sus ojos, esta duró unos segundos, y cuando termino, también había cesado el sonido, pero no así su curiosidad de saber que había al dar vuelta la esquina. Nuevamente asomo la cabeza y al ver el pasillo, no encontró nada, tenia la misma desolación que sus antecesores. Algo confundido dio vuelta, apoyo su espalda en el muro y miro al cielo. Un cielo nublado y con una luz parecida al atardecer. No había manifestado cambio. Cuando incorporo la vista al camino, la impresión le hizo dar un salto aterrador. Había un hombre sentado junto al muro del frente.
Unos pasos mas adelante se repetían las esquinas, unas daban la continuidad hacia la derecha, otras a la izquierda y algunas en ambas direcciones.
Esto alimento aun mas su confusión, aquel malogrado hombre no sabia si ahondarse en aquel laberinto o dar marcha atrás, y volver al lugar donde despertó.
Su desesperación era tal, que al mirar los muros intento treparlos. Pero estos eran tan lisos como el vidrio, que no daban posibilidad alguna de alejarse unos centímetros del suelo. Eso no impidió que intentara una y otra vez llegar a la cima, y así terminar con tal incomprendido encierro.
Ya al darse cuenta que solo estaba gastando energía y la retribución de sus actos era nula, sus ojos rompieron en llanto, un llanto de miedo, impotencia y soledad. En medio de aquel incontrolado suceso, sus oídos escucharon un ruido. Fue el primer sonido que sintió desde que sus ojos se habían abierto a tan lúgubre realidad. Era como si alguien arrastrara algo sobre un suelo de piedrecillas.
No dudo en buscar el origen del sonido. Miro para todos los lados y se acerco a la esquina mas próxima, antes de llegar a ella, desacelero el paso y con movimientos muy cautelosos, asomo la cabeza primero que el cuerpo. Antes que su visión fuese total. Una fuerte ráfaga de viento empolvado hizo que por instinto cerrara sus ojos, esta duró unos segundos, y cuando termino, también había cesado el sonido, pero no así su curiosidad de saber que había al dar vuelta la esquina. Nuevamente asomo la cabeza y al ver el pasillo, no encontró nada, tenia la misma desolación que sus antecesores. Algo confundido dio vuelta, apoyo su espalda en el muro y miro al cielo. Un cielo nublado y con una luz parecida al atardecer. No había manifestado cambio. Cuando incorporo la vista al camino, la impresión le hizo dar un salto aterrador. Había un hombre sentado junto al muro del frente.
miércoles, 13 de agosto de 2008
1. Un angustiante despertar
Al abrir sus ojos después de un prolongado letargo, una gran sensación de angustia se apodero de él, el frió y el grisáceo ambiente generaban el perfecto, pero nunca anhelado paisaje de desolación. Dos altos muros dibujaban un pasillo extenso, pasillo que parecía terminar en nada. Tardo varios minutos en recobrar bien el aliento y la conciencia. no recordaba nada, absolutamente nada.
Ya más claro de que esto era real, se puso de pie lentamente, sus piernas parecían no poder sostenerlo, temblaban, acusando la fatiga. Observo sus dos únicos puntos en donde podía avanzar y sin tanto pensar, comenzó a caminar.
Ya más claro de que esto era real, se puso de pie lentamente, sus piernas parecían no poder sostenerlo, temblaban, acusando la fatiga. Observo sus dos únicos puntos en donde podía avanzar y sin tanto pensar, comenzó a caminar.
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